Un trabajo atípico extendido
Desde otro punto de vista, la
generalización de nuevas formas de organización del trabajo y la fragmentación
de los procesos productivos, obliga a detenerse en la definición conceptual
puesto que en algunas ramas económicos o sectores productivos hablar de
contratistas (trabajadores o empresas) como una categoría residual y con las
tres connotaciones señaladas resulta una falacia, en tanto responde a una
situación muy extendida, en ocasiones mayoritaria y hasta exclusiva.
Así, al menos en tres
actividades centrales hoy día en el país, la contratación de servicios, faenas o
de trabajo, son tan extendidas que se confunden con la actividad misma. Las
actividades de construcción, montaje y de mantención en la gran y mediana
minería, la construcción pública y privada y las faenas de cosecha forestal son
coordinadas por empresas centrales o mandantes pero son ejecutadas por otros O
terceros. De este modo cuando nos referimos a los “contratistas” de la minería,
nos referimos muchas veces al grueso de la actividad minera y no a actividades marginales
y esporádicas.
La construcción de obras
importantes, públicas o privadas se coordinan desde un nivel central pero se
realizan por una multiplicidad de empresas O trabajadores más o menos
especializados según sea la etapa en cuestión. La cosecha forestal se entrega o
se contrata en su totalidad a terceros. De manera que no tiene muchas veces
sentido decir contratistas de la minería, la construcción o de empresas forestales:
son mineros, constructores o corta bosques.
Actividades laborales anexas
al giro especifico de la actividad central de un sector, como en el caso de la
extracción minera, actividades móviles o migrantes, como en el caso de la tala
de árboles en el sector forestal o actividades transitorias o de reemplazo,
como en el caso de los profesores, no parecen tener tantas características en
común como para ser nombradas por un mismo término.
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